Locales Escuchar artículo

LUCHAR CONTRA EL FUEGO, EL RELATO DE UN BOMBERO SAMPACHENSE

“Hay que estar cuando tenés el fuego cerca”, dijo Adrián Piñero. Y no se refería solo al trabajo de los servidores públicos, también a aquellos vecinos que lucharon codo a codo para defender lo suyo.

“Hay que estar cuando tenés el fuego cerca”, dijo el bombero Adrián Piñero a FM IDENTIDAD. Y no se refería solo al trabajo de los servidores públicos, también a aquellos vecinos que no se despegaron de los bomberos en la lucha incansable y cuerpo a cuerpo contra el fuego tratando de detener su paso en los incendios que azotaron al Valle de Punilla.

Piñero, Lucero y Dandrea de Sampacho junto a Bressan de Las Vertientes llegaron a Icho Cruz en horas de la noche del lunes y ya tenían tarea designada: detener las llamas. Lo lograron junto a un gran grupo de bomberos de la Regional 5. Pero otro frente de fuego los estaba esperando. Eran las 3 de la madrugada. Se dirigía a las localidades de San Antonio de Arredondo, Villa Carlos Paz y Cabalango. Pudieron frenar este último.  

Amanecía y las sierras seguían ardiendo. Alcanzaron a tomar un café y volvieron a enfrentarse a las llamas. La temperatura ambiente subía cada vez más, la falta de agua y el fuerte viento eran el condimento perfecto para que el fuego devorara todo a su paso.

Los bomberos, de acá para allá. A su lado, vecinos desesperados y haciendo hasta lo imposible para dar una mano, aunque sea con un balde de agua. Pero el viento y el fuego seguían haciendo de las suyas. En un momento, los encerró. “Afortunadamente pudimos salvar a la gente que estaba allí y a los bienes pero era muy triste caminar y ver que algunos animales no lograron salir”, contó Adrián.

La desesperación se apoderaba de todos, las columnas de humo oscurecían el día.

Los bomberos de Sampacho fueron designados a una zona de cabañas en Cabalango. Lograron frenar las llamas a metros de una casa en la que vivían dos adultos mayores que no se habían ido, no iban a dejar su casa. Ellos, al igual que tantos otros que trabajaron codo a codo con los bomberos para salvar lo que estuviera a su alcance.

Un paréntesis para hablar de la unidad liviana de Sampacho, orgullo del cuartel local, “era un supermercado; gracias a nuestro pueblo está muy bien equipada, fue útil en todo momento y para todos los que necesitaron algo”.

La noche volvió a llegar, el viento rotó al sur y apareció la humedad. La naturaleza se había aliado con los bomberos y vecinos para derrotar al fuego. Miércoles a la madrugada.

Un pensamiento se transformó en palabras: “las penas deberían ser más altas porque el daño que causó la persona que originó el incendio es tremendo”.

Hora de volver a casa. La llovizna, como una bendición de la naturaleza, acompañó el regreso de los bomberos a Sampacho.

Y ellos, los bomberos, volvieron a agradecer a tanta gente que colabora  para tener el cuartel que tienen, equipado como está y con personal capacitado y dispuesto para la emergencia.

- Queridos, bomberos, nada tienen que agradecer; al contrario, nosotros somos los AGRADECIDOS de que existan personas como ustedes que no importa lo que estén haciendo, siempre estarán dispuestos a ofrecer su vida para ayudar al otro. GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.

(Agradecemos las imagenes al bombero Adrián Piñero)

Comentarios
Volver arriba