“Un día triste y desde la fe uno tiene sentimientos encontrados, siempre lo recuerdo con esa chispa, con ese humor y me imagino que es lo que él quisiera que la comunidad viviera. Obviamente que desde lo humano, ante alguien tan querido, la tristeza está. Me tocó compartir un tiempo prolongado con él y llegué a conocerlo en profundidad, siempre con una mirada esperanzadora, seguro que quiere que se lo recuerde con esa chispa”, expresó el padre Bernardo en diálogo con FM IDENTIDAD y ARCO IRIS TV.

“Miguel es un pastor con olor a oveja y esta comunidad tiene olor a Miguel porque muchas cosas las adquirió de él. Si yo soy sacerdote es gracias a Dios y Miguel fue utilizado por Dios para sostenerme y mostrarme otra cara del sacerdocio, él y la comunidad. Por eso quiero mucho a la comunidad y la recuerdo con mucho cariño”, agregó con emoción.

Más adelante expresó, “para mí fue como un padre, cuando volvía a mi casa me decía: me avisas cuando llegues… y no se dormía hasta que yo le avisaba. Yo me iba a Alejandro y el detalle cuando volvía era: vos dormí tranquilo que la primera misa la doy yo. Siempre tan acogedor y hospitalario, desde temprano las puertas de la casa estaban abiertas y no solo las puertas sino el corazón”.

“Este fue un lugar al que todos queríamos venir, pasaron muchísimos seminaristas  y muchos sacerdotes. Era un lugar donde uno aprendía mucho y veía reflejado en Miguel a un buen pastor, metido en la vida del pueblo, una memoria increíble. No solo conocía los nombres sino la familia, de donde venía cada uno, los abuelos”, recordó el padre Bernardo.

Su reflexión final, con mucha emoción, “estoy muy emocionado y agradecido de haber compartido la vida con él. Para mí es parte mía por muchas cosas, las llevo dentro y la manera de pastorear tiene mucho de él, he sido muy feliz en Sampacho”.

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